lunes, 4 de agosto de 2014

Asana y Relajación: El reposo de toda postura.



Del libro "Luz sobre la vida" de BKS Iyengar

En la postura correcta siempre hay relajación, aunque estés estirado totalmente. En asana hay que equilibrar actividad y pasividad, esfuerzo y relajación. Cuando uno crea extensión y relaja, no hay oscilación mental ni corporal. El equilibrio entre actividad y pasividad transforma el cerebro activo en un testigo. Ello implica mantener pasivo el cerebro y activas las células del cuerpo sin agarrotar los músculos. Cuando sólo hay esfuerzo no hacen más que cargarse los músculos, que se cansan debido al estiramiento excesivo, y aparece la lesión. La mente no está equilibrada cuando la acción es forzada.


Relajación significa soltar la tensión muscular innecesaria que hay en el cuerpo, lo cual permite dar firmeza al cuerpo interior y que la mente se serene. Pero cómo experimentar esta paz cuando uno está luchando con el cuerpo? ¿Cómo experimentar esta serenidad cuando uno siente dolores y molestias al aprender el asana? Ofrecemos algunas claves acerca de cómo relajarse en un asana, como aligerar el cuerpo y como evitar la rigidez y la dureza.



Empieza el asana soltando el aire hasta que sientas un sereno estado de silencio en las células y en el si mismo. Inspirar es tensión, espirar es libertad. Hay que realizar todos los movimientos con la espiración. La espiración purga el estrés y la tensión del cuerpo. Tras realizar el asana, y si quieres estirarte más profundamente, espira y estirate de nuevo. Reajustar el asana tras la espiración opera en el cuerpo orgánico interno, mientras que si se hace al inspirar opera en el cuerpo físico externo. Aunque un asana final puede ajustarse de manera objetiva sólo desde exterior, está mantenida desde el interior. Después de lograr la postura final hay que aprender a soltar el esfuerzo y la tensión de los músculos, y trasladar la carga a los ligamentos y articulaciones para que puedan sostener el asana con firmeza sin que la respiración haga vacilar el cuerpo. 

Concéntrate en la relajación al mantener el estiramiento, sin apretar nada, sino relajando y abriendo. Así se relaja tanto el cerebro como el cuerpo. También debes relajar el cuello y la cabeza. Si mantienes pasiva la piel posterior del cuello y la lengua blanda es que no hay tensión en el cerebro. Eso es silencio en la acción. En cuanto aprendas a relajar lengua y garganta, sabrás como relajar el cerebro, porque también existe una conexión entre lengua, garganta y cerebro. 

Según el yoga, la garganta es la región de vishuddhi chakra, una rueda purificadora. Mientras la garganta permanezca interiormente tensa, sin relajarse, significa que es una rueda impura. la tirantez sugiere una intoxicación que induce una impureza más generalizada. Mira al Alma, no al ego. Si tienes la garganta tensa mientras haces asana o pranayama, es que lo estás haciendo con el cerebro egoísta en lugar de con el cuerpo. No aprietes los dientes o estarás "apretándote" el cerebro.

Mientras mantienes el estiramiento fíjate también en los ojos. La tensión ocular afecta también el cerebro. Si los ojos están quietos y silentes, el cerebro está quieto y pasivo. El cerebro solo puede empezar a aprender cuando empieza a relajarse. Cuando el cerebro está tenso y nervioso, aparece el caos y el cerebro no comprende nada. Los ojos están cerca del cerebro y su comportamiento refleja el estado de éste. Cuando uno está confuso las cejas se arrugan, y los ojos muestran inestabilidad y se estrechan. Comprimir los ojos bloquea el cerebro y aumenta la tensión, si están anchos y abiertos el cerebro está dispuesto y receptivo. Si los ojos están tensos, el cerebro es el que hace el asana y no el cuerpo.


Si miramos con tensión en los ojos significa que nuestros nervios ya están agotados y que nos estamos esforzando de manera innecesaria, lo que hace que perdamos energía. En la práctica de asana tratamos de generar y estabilizar nuestra energía, de mantenerla y no desperdiciarla de modo innecesario. Relaja los ojos cuando mires o estarás desperdiciando mucha energía. 

Los ojos deben estar blando y hundidos hacia dentro. Mantén los ojos abiertos y relajados y que a el mismo tiempo miren hacia atrás durante la práctica. Ese mirar hacia atrás educa a los ojos a mirar hacia el interior y te permite observar tu cuerpo y tu cerebro. Sentir es mirar, mirar es sentir. Has de sentir con los ojos abiertos. Si los ojos miran externamente en lugar de internamente, entonces no hay integración.

Cuando dirigimos nuestra vista hacia el frente desde la esquina de la sien en su campo de visión normal, el cerebro frontal está analizando. Pero cuando aplicamos nuestras visión ocular desde la parte de atrás de la sien, cerca de la oreja, se pone a trabajar el cerebro posterior y desarrolla síntesis. El cerebro frontal puede desmantelar a causa de su poder de penetración. El cerebro posterior es holístico y recompone. Si te cuesta imaginarlo no tienes más que pensar en lo que sucede cuando la vista se concentra en lo que tienes delante, pero tu auténtica percepción repasa todo el volumen espacial que te rodea. Ésta es la visión holística meditativa.

Al trabajar en asana, si la acción se "realiza" únicamente a partir del cerebro frontal, bloquea la acción reflexiva del cerebro posterior. La forma de cada asana debe ser reflejada hacia el cuerpo de sabiduría, para su reajuste y realineación, mientras que si se realiza asana de manera mecánica desde el cerebro frontal, la acción solo se siente en el cuerpo periférico y no existe sensación interna., no hay ninguna luz interior resplandeciente. Si el asana se lleva a cabo en relación continua con la parte posterior del cerebro, existirá una reacción frente a cada acción y habrá sensibilidad. Entonces la vida no sólo es dinámica, sino que también está electrizada de fuerza vital.

La luz y la vida de nuestra visión deben brillar en todas partes. Finalmente, el ojo del alma, a menudo llamado "tercer ojo", se establece entre las cejas, aunque un poco más alto. Si está tranquilo, el alma también lo está, observándolo todo como un testigo, sin verse afectada ni atrapada. Por ello, la piel de las cejas también debe estar relajada. 

La relajación empieza desde la capa externa del cuerpo y penetra las capas profundas de nuestra existencia. El detalle y la precisión del cuerpo conducen al dominio del arte de la relajación. Quien conoce el arte de la relajación también conoce el de la meditación. Tanto si vivimos en Oriente como en Occidente, en el Norte o el Sur, todos sufrimos estrés y todos ansiamos descanso y relajación. Si uno se estira por completo, también se relaja por completo. Fíjate un gato, un genio del estiramiento y un genio de la relajación. Es "esfuerzo sin esfuerzo" descrito por Patanjali también cuenta con otra importante cualidad: ligereza. 

del blog de Patricia Aballay
Infinitas Gracias! Namasté

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