sábado, 18 de abril de 2020

Psoas, el músculo del alma

El psoas, el  "músculo del alma"

El psoas es el músculo más profundo y estabilizador del cuerpo humano, que afecta a nuestro equilibrio estructural, amplitud de movimiento, movilidad articular y funcionamiento de los órganos del abdomen. Es el único músculo que conecta la columna vertebral con las piernas, el responsable de mantenernos de pie y el que nos permite levantar las piernas para caminar.
Un psoas sano estabiliza la columna vertebral y proporciona apoyo a través del tronco, formando además un buen estante para los órganos abdominales.





El Psoas encarna nuestro impulso más profundo de supervivencia y nuestro deseo elemental de florecer. "Está tan íntimamente involucrado en las reacciones físicas y emocionales básicas, que un psoas crónicamente tenso enviará continuamente señales de peligro al cuerpo, al tiempo de agotar a las glándulas suprarenales y el sistema inmunológico" 

Liz Koch The Psoas Book



Estudios recientes consideran al psoas, un órgano de percepción compuesto por tejido bio inteligente que encarna, literalmente, nuestro deseo más profundo de supervivencia y de florecer.
Es decir, es mensajero primario del sistema nervioso central, por lo que es considerado portavoz de emociones ( "de las mariposas en las tripas")
Esto es debido a que el psoas está conectado con el diafragma a través del tejido conectivo o fascia, por lo que se ve afectado tanto en la respiración como en el miedo reflejo.



Un estilo de vida acelerado y el stress generan adrenalina que crónicamente tensan el psoas, preparándolo para correr, entrar en acción o encogerse para protección. Si constantemente mantenemos al psoas en tensión debido al stress, con el tiempo comienza a acortarse y endurecerse.
Se dificultará así nuestra postura y las funciones de los órganos que habitan en el abdomen, dando lugar a dolores de espalda, ciáticas, problemas de disco, degeneración de la cadera, menstruaciones dolorosas o problemas digestivos.


                                                           warrior 1 (postura del guerrero 1)


Por otro lado, un psoas tenso manda señales de tensión al sistema nervioso, interfiere en los movimientos de los fluidos y afecta la respiración diafragmática. De hecho, el psoas está íntimamente involucrado en las reacciones físicas y emocionales básicas, que cuando está tensionado de forma crónica, está enviando al cuerpo continuas señales de peligro, por lo que puede repercutir en el agotamiento de las glándulas suprarrenales y del sistema inmunológico. Esta situación se ve agravada por la forma de sentarnos o por las posturas de nuestros hábitos diarios, que reducen nuestros movimientos naturales y constriñen aún mas el músculo.




Son muchas las posturas de Yoga que trabajan para liberar la tensión innecesaria del psoas, pues un psoas relajado nos permite fluir, jugar con la vida y desplegar nuestra vitalidad y expresión creativa. Un psoas liberado permite alargar mucho más la parte delantera de los muslos y permite a las piernas y la pelvis moverse con mayor fluidez e independencia. Mejora la posición de la columna y de todo el torso, con la consecuente repercusión en la mejora de las funciones de los órganos abdominales, la respiración y el corazón.




Cuando cultivamos la salud de nuestro psoas se reavivan nuestras energías vitales y conectamos de nuevo con nuestro potencial creativo. En algunas filosofías orientales al psoas se le conoce como el "músculo del alma", un centro de energía principal del cuerpo. Cuanto más flexible y fuerte esté el psoas más podrá nuestra energía vital fluir a través de los huesos, músculos y articulaciones.



El psoas sería como un órgano de canalización de la energía, un núcleo que nos conecta a la tierra, nos permite crear un soporte firme y equilibrado desde el centro de nuestra pelvis. Así, la columna vertebral se alarga y a través de ella puede fluir toda nuestra vitalidad.




"Por lo general relacionamos el amor con lo que recibimos de otras personas o con lo que damos a otros, olvidando que el amor comienza con el cuidado hacia uno mismo. Sólo al tener la experiencia directa de aceptarnos, querernos y cuidarnos, es que será posible cuidar y amar a otros.

Por otra parte en la práctica de yoga cuando hablamos del amor lo relacionamos con las posturas que conectan con la zona del corazón, pero esta vez te quiero compartir que el amor hacia ti, puede comenzar con conectar y cuidar a tu cadera.

A la caja pélvica, cadera o cintura pelviana, me gusta pensarla en el termino de la “caja de Pandora”, recordando al mito Griego. Cuando Pandora se casó, recibió como regalo una caja ovalada, la cual se le pidió no abrir, pero ella era tan curiosa que no pudo resistir y la abrió. Al abrirla, escaparon de su interior todos los males del mundo. Cuando atinó a cerrarla, solo quedaba en el fondo Elpis, el espíritu de la esperanza. De esta historia surgió la expresión «La esperanza es lo último que se pierde».

Si exploras tu caja pélvica con curiosidad amorosa, quizá observes que hay semillas de muchos males: dolor, tensión, limitación de movilidad, músculos desgastados, infecciones, o semillas de enfermedades auto inmunes, pero también, esta la esperanza de que puedas hacer algo para que esos males aminoren o desaparezcan.

Nuestra “caja de Pandora”, es nuestro centro de estabilidad física-estructural y tiene mucho que ver con nuestra estabilidad emocional.

A nivel de la estabilidad ósea, la pelvis sostiene a la columna vertebral, la caja torácica, los hombros y la cabeza. Es en la cadera donde se origina el movimiento de las piernas. Si tu cadera es débil, esa debilidad la vas a transferir hacia arriba o hacia abajo del cuerpo. Con tan sólo cambiar la forma en que caminamos y nos movemos, se puede sentir fragilidad y miedo de cualquier movimiento, además de que la pelvis tiene músculos y articulaciones que también se cansan, se estresan o se contraen; y esta tensión o disfunción de huesos y músculos pone en riesgo tu capacidad de moverte.


Las cualidades de arraigo, seguridad y estabilidad, se adjudican al primer Chakra llamado Muladhara, que se ubica dentro de la cadera.

La relación de la cadera con el espectro de las emociones tiene que ver con el hecho de que por la cadera pasa un par de músculos: el psoas que mencionamos, o también llamado: músculo del alma, debido a que las emociones dejan su huella en este lugar.

La vida sedentaria y las emociones aflictivas, inciden directa y radicalmente en la salud del psoas, y por tanto en el de tu cadera. El psoas se contrae y se inmoviliza cuando tienes que protegerte, cuando tienes miedo, cuando tienes una conversación dolorosa, cuando hay mucho cansancio o estrés, cuando recibes una mala noticia o has dejado pasar tus horas de alimento o descanso. Si el psoas se estresa, la cadera limita su movimiento y es por eso que después de pasar por un susto fuerte, las piernas tiemblan, porque tu cadera se desestabilizó. En cambio cuando estas bien de salud, has descansado y tus emociones son positivas, el psoas se relaja permitiendo que tu movimiento sea eficiente.


El segundo Chakra llamado Swadisthana, significa dulzura y se ubica también en la zona pélvica.
Así es como las características del dolor y la felicidad, tienen semillas en tu “caja de Pandora”, y si abres esta caja con cuidado y amor te sorprenderás de sus secretos".



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