Virabhadrasana (postura del guerrero)
"Cuando te detienes y realmente observas, puedes ver que eres sostenido, continuamente, en literalmente innumerables maneras. Esta es la más alta sabiduría del Yoga, la verdad de interser,
de no separación."
Jean Marie Johnson
Aflojar en la voz, dejar que se quiebre. Aflojar en el tiempo que nos
apura y escuchar adentro la voz de otros ritmos. Aflojar la garra que
nos lleva desde el cuello o que nos empuja desde la espalda.
"El cuerpo que es siempre un grupo, con diferentes
liderazgos, con portavoces, emergentes, chivos emisarios, coordinadores y
observadores, es residencia de mitos familiares y
leyendas. Cada cuerpo encubre y descubre una leyenda corporal destinada a
difundir los mitos familiares corporales."
Qué mitos familiares arrastro?
El supuesto saber que es al mismo tiempo un supuesto poder.
El
dolor que puede estar adormecido en el cuerpo del alma, también
convocado para que su artesano pueda desarrollarse, examinando el cuerpo
sin prejuicios con vocación de modificarlo"
...
Para rumiar lo corporal
"poner
el cuerpo...y rumiar sobre nuestro quehacer/ gestar una estructura y
digerir lo que haya que digerir/ nuestros jugos gástricos fueron
activados con lecturas variadas (cuáles son las que saboreamos mejor?)
lo
corporal lo exige.../ saboreamos las bitácoras en la que cada
integrante cocina su experiencia (corporal directa e indirecta-mente)
integrando el interior de la boca, las costillas, la pelvis, la piel,
sabores, olores/ novelas corporales y estilos de observación/ generar
nuevos territorios existenciales
y jugar "un poco más" con los "alimentos" que no es posible digerir en la soledad de un único estómago"
Susana Kesselman
Las secuencias ashtanga construyen postura sobre la
postura en patrones cada vez mayores, en constante expansion. Estos patrones, como composiciones
musicales, juegan con nuestro inherente sentido de forma. Crean
tensiones internas que se aumentan, llegan a crescendos, y vuelven hacia la
raíz. Nuestros cuerpos son los instrumentos que los juegan. Y tenemos
que estar atentos, sintonizados...desde el suelo pélvico hasta la paleta suave, así que
el aliento puede resonar y repercutir a través de nosotros en el tono correcto.
La música no tiene sustancia, ni material, y sólo parece efímera. No es un
patrón temporal de notas, sino la forma en que las notas se juntan en
nuestra conciencia. Cuando las notas se desvanecen, la música continúa,
como un pensamiento que pasa a través de nuestras mentes.
La
experiencia de la música es la experiencia de la relación. Y la
experiencia de la relación es la esencia del yoga. El Yoga es un vínculo
entre sí, y así una revelación de la interconexión de las cosas.
"La vida es un viaje maravilloso y yo soy el eterno viajero. El viaje no tiene principio ni fin, ni meta. El viaje mismo es el objetivo. Nacimiento y muerte son dos pequeños eventos de este viaje llamado Vida. En la muerte dejo la ropa vieja, en el nacimiento tengo un traje nuevo. Sigo cambiando de ropa infinidad de veces, pero "yo" el viajero, estoy siempre presente, escondido entre las ropas. Las ropas, las formas siguen cambiando millones de veces, pero el viajero que no tiene forma está siempre ahí, disfrutando de este hermoso viaje llamado Vida. Si te identificas con la forma, el viaje se convierte en un infierno para ti. Si te das cuenta que eres lo sin forma, este viaje se convierte en un deleite. Entonces amigo, descubre lo sin forma escondido en ti y el viaje se convierte en puro goce."
Milind Birajdar
Cuando abres un libro sobre yoga y comienzas a ojear las espectaculares
imágenes de posturas ejecutadas por una mujer o un hombre con una
anatomía maravillosa, cuya flexibilidad y tono muscular parecen
perfectos, y totalmente adaptados a la exigencia del asana sin que eso
parezca perturbar lo más mínimo sus expresiones de absoluta serenidad y
armonía, es fácil pensar: ups, yo nunca conseguiré hacer algo así, el
yoga no es para mí.
También escucho con frecuencia en las clases comentarios como: “claro,
es que tú eres muy flexible”, o “¿crees que podré hacerlo como tú algún
día?”; acompañados de una expresión de desánimo, o desilusión.
Mi pregunta es ¿por qué autolimitarte de entrada?
No me cansaré de recordar que la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio
son condiciones que deben ser entrenadas, requieren dedicación,
constancia y aún así, tal vez no llegues nunca a hacer algunas posturas.
Vivimos en una sociedad que fomenta individuos competitivos. Nos
educan para obtener unos resultados óptimos, ya sea éxito escolar,
profesional, familiar, o social. Es una secuencia en la que fácilmente
se pierde la capacidad de disfrutar del proceso, de lo que compone la
vida día a día. Si no obtenemos la recompensa que creemos merecer caemos
en lagunas de frustración difíciles de manejar, tirando la toalla con
proyectos, acomodándonos en actitudes conformistas, o entrando en
estados de depresión.
Todo se traslada después a la esterilla como una gran metáfora.
Estamos acostumbrados a hacer una previsión de resultados y los
queremos ya. Se pretende ser flexible sin haber dedicado nunca ni diez
minutos a estirar en serio después de haber practicado deporte; queremos
estar fuertes por el hecho de pisar el suelo del gimnasio; tener la
espalda bien a pesar de tener malas posturas en el trabajo; dominar la
respiración porque se tiene nariz y hacer posturas estéticamente
ejemplares.
El yoga te pone de frente tu realidad física y mental. Cuando
empiezas a soltar la columna, a comprobar tus límites anatómicos y a
entender que tu cuerpo va a responder a su propio ritmo y no como tu
competidor interior te exige, puede haber desconcierto y asoma la
frustración con toda su caballería.
Este fenómeno lo llamo “la postura de la foto”. Es la postura que
tenemos todos en la cabeza, el ideal del resultado en la apariencia. Lo
que te falta por saber es que ese ideal es tan solo una referencia, lo
que marca una dirección a seguir y nada más.
Es bueno tenerla presente pero restándole el factor competitivo que
nos ha dejado la educación deportiva tradicional, en lo que se refiere a
la práctica de disciplinas físicas. Me gusta la idea de rescatar la
clásica expresión ¡lo importante es participar!
A veces también es sano olvidarse de la postura y simplemente sentir.
Lo que importa es hacerla sin más y transitar por ella para ver qué
ocurre, pues no importa tu edad, condición física, o las lesiones que
tengas, ya que el yoga es infinitamente flexible no porque trabaje la
elasticidad, sino porque es completamente adaptable a ti, seas como seas
y estés como estés.
Finalmente puede que tu asana no se parezca nada a la postura de la
foto, pero será tan beneficiosa y válida como la de un contorsionista de
India.
Entonces la práctica cobra un matiz más profundo en el que esa imagen
de referencia está ahí pero no te condiciona y poco a poco va
emergiendo tu propia postura. Quizá sea menos bonita que la del libro,
menos expresiva que la de la profesora, pero desafiante y tonificante,
con el tiempo también relajante y deliciosa.
Y un buen día te das cuenta de que el de la postura de la foto eres tú.
Namaste.
Carla Sanchez
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