lunes, 19 de septiembre de 2016

Interser - Raices y alas

                                                   Virabhadrasana (postura del guerrero)



"Cuando te detienes y realmente observas, puedes ver que eres sostenido, continuamente, en literalmente innumerables maneras. Esta es la más alta sabiduría del Yoga, la verdad de interser,
de no separación."




                                                         Jean Marie Johnson


Aflojar en la voz, dejar que se quiebre. Aflojar en el tiempo que nos apura y escuchar adentro la voz de otros ritmos. Aflojar la garra que nos lleva desde el cuello o que nos empuja desde la espalda.







"El cuerpo que es siempre un grupo, con diferentes liderazgos, con portavoces, emergentes, chivos emisarios, coordinadores y observadores, es residencia de mitos familiares y leyendas. Cada cuerpo encubre y descubre una leyenda corporal destinada a difundir los mitos familiares corporales."
Qué mitos familiares arrastro?










El supuesto saber que es al mismo tiempo un supuesto poder.
El dolor que puede estar adormecido en el cuerpo del alma, también convocado para que su artesano pueda desarrollarse, examinando el cuerpo sin prejuicios con vocación de modificarlo"

...






Para rumiar lo corporal

"poner el cuerpo...y rumiar sobre nuestro quehacer/ gestar una estructura y digerir lo que haya que digerir/ nuestros jugos gástricos fueron activados con lecturas variadas (cuáles son las que saboreamos mejor?)

lo corporal lo exige.../ saboreamos las bitácoras en la que cada integrante cocina su experiencia (corporal directa e indirecta-mente) integrando el interior de la boca, las costillas, la pelvis, la piel, sabores, olores/ novelas corporales y estilos de observación/ generar nuevos territorios existenciales
y jugar "un poco más" con los "alimentos" que no es posible digerir en la soledad de un único estómago"

Susana Kesselman


Las secuencias ashtanga construyen postura sobre la postura en patrones cada vez mayores, en constante expansion. Estos patrones, como composiciones musicales, juegan con nuestro inherente sentido de forma. Crean tensiones internas que se aumentan, llegan a crescendos, y vuelven hacia la raíz. Nuestros cuerpos son los instrumentos que los juegan. Y tenemos que estar atentos, sintonizados...desde el suelo pélvico hasta la paleta suave, así que el aliento puede resonar y repercutir a través de nosotros en el tono correcto.

La música no tiene sustancia, ni material, y sólo parece efímera. No es un patrón temporal de notas, sino la forma en que las notas se juntan en nuestra conciencia. Cuando las notas se desvanecen, la música continúa, como un pensamiento que pasa a través de nuestras mentes.

La experiencia de la música es la experiencia de la relación. Y la experiencia de la relación es la esencia del yoga. El Yoga es un vínculo entre sí, y así una revelación de la interconexión de las cosas.





"La vida es un viaje maravilloso y yo soy el eterno viajero. El viaje no tiene principio ni fin, ni meta. El viaje mismo es el objetivo. Nacimiento y muerte son dos pequeños eventos de este viaje llamado Vida. En la muerte dejo la ropa vieja, en el nacimiento tengo un traje nuevo. Sigo cambiando de ropa infinidad de veces, pero "yo" el viajero, estoy siempre presente, escondido entre las ropas. Las ropas, las formas siguen cambiando millones de veces, pero el viajero que no tiene forma está siempre ahí, disfrutando de este hermoso viaje llamado Vida. Si te identificas con la forma, el viaje se convierte en un infierno para ti. Si te das cuenta que eres lo sin forma, este viaje se convierte en un deleite. Entonces amigo, descubre lo sin forma escondido en ti y el viaje se convierte en puro goce." 

Milind Birajdar


Cuando abres un libro sobre yoga y comienzas a ojear las espectaculares imágenes de posturas ejecutadas por una mujer o un hombre con una anatomía maravillosa, cuya flexibilidad y tono muscular parecen perfectos, y totalmente adaptados a la exigencia del asana sin que eso parezca perturbar lo más mínimo sus expresiones de absoluta serenidad y armonía, es fácil pensar: ups, yo nunca conseguiré hacer algo así, el yoga no es para mí.

También escucho con frecuencia en las clases comentarios como: “claro, es que tú eres muy flexible”, o “¿crees que podré hacerlo como tú algún día?”; acompañados de una expresión de desánimo, o desilusión.

Mi pregunta es ¿por qué autolimitarte de entrada?

No me cansaré de recordar que la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio son condiciones que deben ser entrenadas, requieren dedicación, constancia y aún así, tal vez no llegues nunca a hacer algunas posturas.

Vivimos en una sociedad que fomenta individuos competitivos. Nos educan para obtener unos resultados óptimos, ya sea éxito escolar, profesional, familiar, o social. Es una secuencia en la que fácilmente se pierde la capacidad de disfrutar del proceso, de lo que compone la vida día a día. Si no obtenemos la recompensa que creemos merecer caemos en lagunas de frustración difíciles de manejar, tirando la toalla con proyectos, acomodándonos en actitudes conformistas, o entrando en estados de depresión.

Todo se traslada después a la esterilla como una gran metáfora.

Estamos acostumbrados a hacer una previsión de resultados y los queremos ya. Se pretende ser flexible sin haber dedicado nunca ni diez minutos a estirar en serio después de haber practicado deporte; queremos estar fuertes por el hecho de pisar el suelo del gimnasio; tener la espalda bien a pesar de tener malas posturas en el trabajo; dominar la respiración porque se tiene nariz y hacer posturas estéticamente ejemplares.

El yoga te pone de frente tu realidad física y mental. Cuando empiezas a soltar la columna, a comprobar tus límites anatómicos y a entender que tu cuerpo va a responder a su propio ritmo y no como tu competidor interior te exige, puede haber desconcierto y asoma la frustración con toda su caballería.
Este fenómeno lo llamo “la postura de la foto”. Es la postura que tenemos todos en la cabeza, el ideal del resultado en la apariencia. Lo que te falta por saber es que ese ideal es tan solo una referencia, lo que marca una dirección a seguir y nada más.

Es bueno tenerla presente pero restándole el factor competitivo que nos ha dejado la educación deportiva tradicional, en lo que se refiere a la práctica de disciplinas físicas. Me gusta la idea de rescatar la clásica expresión ¡lo importante es participar!

A veces también es sano olvidarse de la postura y simplemente sentir. Lo que importa es hacerla sin más y transitar por ella para ver qué ocurre, pues no importa tu edad, condición física, o las lesiones que tengas, ya que el yoga es infinitamente flexible no porque trabaje la elasticidad, sino porque es completamente adaptable a ti, seas como seas y estés como estés.

Finalmente puede que tu asana no se parezca nada a la postura de la foto, pero será tan beneficiosa y válida como la de un contorsionista de India.
Entonces la práctica cobra un matiz más profundo en el que esa imagen de referencia está ahí pero no te condiciona y poco a poco va emergiendo tu propia postura. Quizá sea menos bonita que la del libro, menos expresiva que la de la profesora, pero desafiante y tonificante, con el tiempo también relajante y deliciosa.
Y un buen día te das cuenta de que el de la postura de la foto eres tú.
Namaste.
Carla Sanchez




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