Como capas de una infinita cebolla, anatomía y fisiología se contienen unos a otros, despliegan múltiples resonancias y metáforas en varios campos de lo corporal.
El concepto de cuerpo trasciende lo orgánico para abarcar aspectos afectivos, culturales, históricos, y enriquece la mirada biológica. Convoca implicancias de lo artístico, la diversidad de disciplinas del movimiento y diferentes abordajes expresivos y terapéuticos.
Estar vivos
"Una ameba unicelular, un rosal
florecido, un elefante, ustedes, yo... todos los seres vivos “hacemos
lo mismo”: somos una porción de materia envuelta en una membrana más o
menos permeable; tenemos la posibilidad de incorporar ciertos elementos
del ambiente y procesarlos; los utilizamos para recuperar energía,
crecer, reproducirnos... Eliminamos los deshechos. Nos retraemos ante
las agresiones, nos expandimos si las condiciones son óptimas... Las
mayores diferencias consisten en el grado de complejidad de cada ser.
“La vida no sólo es
compleja, sino que tiende a evolucionar hacia una mayor complejidad,
atributo que parece ser fundamental para su continuidad;” nos dice
Moshe Feldenkrais en su libro La dificultad de ver lo obvio.
Así, los seres humanos, productos casi finales de la escala evolutiva,
somos los más complicados. A nivel biológico, cada organismo vivo es en
sí mismo un mundo de microorganismos. Y el humano lleva eso al colmo.
Nuestro sistema nervioso, por ejemplo, cuenta con un número astronómico
de células, y por eso mismo es capaz de una extraordinaria
capacidad de resistencia y adaptación a los ambientes más diversos.
Cada uno de los sistemas orgánicos que componen nuestro cuerpo tiene un
altísimo grado de complejidad y actúa en forma coordinada con todos
los demás, integrándose en una permanente interacción. Los sistemas
nervioso y endócrino en conjunto, relacionados a través de la hipófisis
(pueden denominarse sistema neuroendócrino) son los “directores de
orquesta”.
[El hipotalamo es el director de orquesta, encargado de segregar
adrenalina y cortisol, responsables de incrementar la presion sanguinea,
la glucosa en sangre, la perdida de calcio en los huesos, la detencion
de procesos normales de digestion, reproduccion o reparacion del
organismo o debilitar el sistema inmunologico]
Los líquidos corporales (sangre arterial, sangre venosa,
linfa) son sistemas de comunicación que llevan y traen en una incesante
circulación las sustancias que todos producen y también las que
eliminan. El corazón bombea para que la circulación no se detenga y el
intercambio de sustancias se produzca hasta en los rincones más
distantes. El aparato digestivo proporciona combustible que se
“quemará” utilizando el oxígeno aportado por los pulmones; encargados
también de devolver al exterior los gases resultantes de tal
combustión. Otros residuos innecesarios o tóxicos, serán eliminados por
el mismo aparato digestivo o por el urinario (después de atravesar el
filtro de los riñones). La energía producida permitirá el crecimiento,
la reproducción y el movimiento; este último está sobre todo a cargo
del sistema óseo y el muscular (sistemas de sostén que se complementan
con los tejidos conectivos -las fascias- y el sistema tegumentario).
En toda esta sinfonía resultan fundamentales las funciones de
protección que también ejercen los tejidos tegumentarios (piel,
mucosas, membranas..) y las barreras inmunológicas existentes, con
características propias, en los diversos tejidos orgánicos.
Y pensar que en el principio fuimos un encuentro fortuito
entre sólo dos células (óvulo y espermatozoide) con toda la información
necesaria para convertirnos poco a poco en humanos. En el proceso de
la gestación repetiremos, cada vez, paso a paso el proceso de evolución
de las especies. Así pasaremos de ser seres unicelulares, a
pluricelulares, gusanitos apenas inervados, renacuajos con esqueleto
rudimentario... como dicen los biólogos: la ontogénesis repite la
filogénesis." Julia Pomiés
"¿Es el psiquismo un sistema? Si tomamos como definición de sistema la idea de un todo organizado, articulado
con una finalidad, y recordamos que los científicos hablan de sistemas
que buscan su equilibrio, homeostáticos o funcionales, contestaremos
que el psiquismo es aquel sistema cuya tarea es elaborar, transformar,
las tensiones que la vida nos presenta. Sin el sistema psíquico quizá no existiría eso que los corporalistas llamamos, con propiedad, cuerpo. ¿Qué
cuerpo podríamos vivenciar sin fantasías y sin palabras? ¿Cómo
haríamos para diferenciar colores y sabores, cómo para valorar
experiencias tan distintas como el placer o el dolor, que sería de
nuestra vida sin recordar y sin imaginar?
Freud recurre al modelo de la ameba para sus primeras
conceptualizaciones del aparato psíquico. Tal como un organismo
unicelular, el “yo” intenta evitar lo penoso y acercarse a lo
placentero; lo hace a través de un complejo aparato que funciona
mediante la capacidad de representar. El sistema psíquico es el
“encargado” de organizarnos la realidad, de representarnos el mundo
externo, y de “inventarnos” relatos sobre nuestra vida y nuestra
familia, mas allá de nuestra historia biológica. Para poder recibir y
organizar los estímulos procedentes del exterior, el aparato psíquico
cuenta con un complejo sistema de filtros y pantallas de los mismos
órganos de la percepción. Por otro lado, el incipiente psiquismo pone en
marcha mecanismos (como desplazamiento y condensación),
que, actuando sobre la red de representaciones, están al servicio de
transformar en calidad aquello que se presenta como cantidad de energía
o de excitación. Lo traumático será lo que el sistema psíquico no pueda procesar, imaginar, nombrar: lo “indigerible”, lo “inasimilable”.
La neurología nos aporta el esquema del arco reflejo,
para explicar el recorrido de un estímulo desde el lugar en que es
recibido hasta el lugar en que se descarga, como una respuesta motriz
inmediata, automática; la finalidad es liberarse de ese malestar, esa
tensión. Podemos pensar que el funcionamiento del psiquismo está al
servicio también, de aliviarnos de la angustia, la privación o el
sufrimiento. Siguiendo una idea de J. Nasio,
diremos que el trabajo del aparato psíquico puede ser entendido como
una complejización del esquema del arco reflejo (ver gráficos). El
objetivo es disminuir o descargar la tensión o la energía psíquica
(libidinal) que circula en el interior del psiquismo. Si el “yo” cuenta
con un conjunto de representaciones psíquicas rico, variado y
múltiple, en continuo crecimiento, serán más elaboradas sus respuestas,
más adecuadas sus funciones, mejores sus defensas.
Es preciso señalar que, para este sistema psíquico, los
otros “aparatos” del organismo son también, al principio, parte de la
realidad externa. Es bastante largo y trabajoso el camino para llegar a
que el hambre, el frío, el dolor o la esperanza sean reconocidos como
aspectos del propio ser. El cuerpo es un externo y un extraño al
que lentamente y, si todo va más o menos bien, vamos conociendo e
integrando en una unidad psicosomática, configurando una imagen de
nosotros mismos: la imagen corporal.
Las producciones del psiquismo, como los sueños, síntomas y
la mayoría de nuestros actos, muchos de ellos inconscientes, obedecen a
esta lógica donde se oponen placer/displacer, claro que, a veces, por
caminos paradojales: si el ser humano, como la ameba, sólo quiere estar
tranquilo... ¿por qué inventa cosas como la guerra? ¿o las enormes
ciudades? ¿o los exámenes? El sistema psíquico quizás, a diferencia de
los otros sistemas corporales, trabaja de modo contradictorio, a veces
inexplicable..." Mónica Groisman
Clínica de la tensión
"Esta búsqueda de la “no-tensión” tal vez sea inalcanzable en la
naturaleza de la experiencia humana. En realidad, lo que sostiene la
vida son las distintas configuraciones entre la tensión y la
relajación, la actividad y el descanso, entre el anhelo de calma y el
deseo que impulsa. Las nuevas ideas en ciencia y filosofía recuperan
las nociones de movimiento, fuerzas, enfrentamientos, conflictos.
La tensión es definida como el estado que producen fuerzas
opuestas, contrarias; también como aquella fuerza que, inversamente,
impide que un cuerpo se separe, se disgregue. Hablamos de tensiones
“buenas”, útiles para el vivir, y otras excesivas, que impiden la
fluidez, la flexibilidad de la vida. Si la tensión no existe, el riesgo
es la desintegración. Si es demasiada, el movimiento queda congelado,
bloqueado. Pienso la tensión como una noción psicosomática, que puede
aparecer bajo la forma de una contractura, de una conducta, o de un
conflicto. La transformación de la tensión remite a las ideas de
trabajo psíquico y de pasaje de la cantidad a la calidad y sus
diferentes vicisitudes. Así, la tensión surgida de la vulnerabilidad
inicial del recién nacido, es la condición para la tarea de
representación; es en este trabajo donde lo somático es no sólo
erogeneizado, sino también imaginado, nombrado, simbolizado como
cuerpo. Considero que el eje tensión-relajación es constitutivo de la
corporeidad, ya que la vida moldea los distintos grados de tensión, y
permite pensar criterios diagnósticos donde la salud y la enfermedad
serán manifestaciones de la capacidad de enfrentar las “tensiones de
la vida”.
La clínica corporal articula un espacio donde juegan ciertos
“imposibles”del cuerpo: “relajarse”, ”percibirse”, ”expresarse”,
”comunicarse”, serán propuestas con valor de oportunidad. Más que
objetivos alcanzables, la actitud clínica considerará lo que surja como
nuevo en el intento de...; lo más interesante no será el cuerpo
relajado sino las dificultades de relajarse, la movilidad de los
estilos de expresarse, los malentendidos de la comunicación; la clínica
corporal no es sin-tensión, más bien transita entre la tensión y lo
imposible. Es una clínica paradojal, como aquello contradictorio pero
estructurante, que es necesario sostener, y no resolver.•
Los términos contractura, conflicto y nudo son formas diferentes de
nombrar una realidad compleja; por consiguiente, formas diferentes de
entenderla.
Contractura forma parte de la realidad de la medicina: “una
respuesta involuntaria a una estimulación nerviosa excesiva”(3). Se
habla aquí de lo fisicoquímico, de músculos, de nervios, de conducción
de estímulos.
Conflicto es lo que el psicoanálisis entiende como lo que se
produce “cuando en el sujeto se oponen exigencias internas contrarias.
El conflicto puede ser manifiesto o latente pudiendo expresarse este
último de un modo deformado y traducirse especialmente por la formación
de síntomas, trastornos de la conducta, perturbaciones del carácter,
etc.” (4)
Pero la realidad no es puramente fisica, ni exclusivamente
psíquica, adquiere sus diferentes nominaciones, valores y
explicaciones según nos esté “atendiendo” un médico o un
psicoanalista, por ejemplo. La realidad será somática, psíquica o
espiritual según el lugar desde donde la observemos y según qué
relaciones establezcamos entre esos distintos ordenamientos del mundo.
En nuestra tarea buscamos un lenguaje que nos represente. Abordamos un
campo de la realidad que incluye percepción e imaginación, lo físico y
lo psíquico. Un nuevo lenguaje que escucha el “yo me siento...», con
nuevos recursos para investigarlo.
Es así como el nudo es, al mismo tiempo: el dolor que
molesta o impide el movimiento; el montículo diferente, duro, que palpo
en el camino que va del cuello al hombro; la bronca y la sorpresa de
que me pase esto “si hace sólo cuatro días que volví de las
vacaciones»; el recuerdo de que “a papá le pasaba lo mismo»; el alivio
que siento al descansar, al mover mis brazos como si fueran alas o como
si, por fin, descargaran un golpe.
Nudos que se ven
Después de los ejercicios bioenergéticos suelo pedir a los
participantes del trabajo que dibujen un cuerpo humano y ubiquen las
zonas anudadas. Los dibujos sirven para verse, a modo de espejo, y para
aprovechar la vivencia dándole otro soporte, otro lenguaje. La
graficación permite aclarar percepciones, salir de la vivencia corporal
apenas un paso, suficiente para comprenderla desde otro modo de
expresión.
Después del trabajo grupal, cada uno volvió a su dibujo y
lo completó con frases breves que le pusieron palabra a la imagen.
Dando una mirada a un conjunto de dibujos producidos vemos
que, en algunos, los nudos se distribuyen por la periferia del cuerpo,
mientras que en otros aparecen en zonas más internas: la columna, los
órganos. Hay quienes marcan los nudos con el mismo color con el que
dibujaron el cuerpo y quienes los destacan con un color diferente: no
todos se sienten igual respecto de los nudos que cargan ( o que los
acompañan). Aparecen dibujos enojados, que se pelean con el síntoma
esto nos hablaría de aspectos egodistónicos de los trastornos
corporales. Otros, en cambio, evidencian aspectos egosintónicos, se
muestran complacientes, casi a gusto con los nudos, que aparecen
armónicos en el conjunto de la imagen.
En algunos gráficos se ven muchos nudos. En otros, apenas
uno o dos bien localizados y remarcados. Las zonas «privilegiadas» con
un buen registro son: la espalda, el cuello, los hombros, la cintura.
Casi no aparecen tensiones, marcas o nudos señalados en la cara,
mandíbulas, ojos, cabeza... aunque, en un dibujo leemos que “tanta
tensión me pone los pelos de punta”. La conciencia corporal y la
estructura de las tensiones no es igual en toda la extensión del
cuerpo.
Una misma consigna de graficación puede provocar
respuestas muy diferentes. En todas se puede observar la conjunción de
tres aspectos que enriquecen la definición de nudo.
a) El nudo como «señalador», un ente que indica la
presencia de otra cosa. Si signo es todo aquello que está en lugar de
otra cosa (Pierce, Eco), entonces podemos pensar en una “semiología” de
lo corporal, que incluya y analice las diferentes formas de señales
corporales: lo gestual, lo postural, las diferencias entre lo que se
marca a nivel de lo muscular, de lo óseo o de lo orgánico-funcional. Es
el cuerpo que se trae a la entrevista: un cuerpo con signos a
descifrar.
b) El nudo como conjunto de representaciones, de imágenes,
mundo de contenidos, de significados corporales, donde lo visual cobra
preponderancia. Pienso en una «tópica» de lo corporal, un «mapa» que
se extienda por el espacio subjetivo, con su relieve de sentidos
particulares. Elina Matoso y Mario Buchbinder han avanzado en esta
línea al conceptualizar un “mapa fantasmático corporal”. Una tópica
atravesada por la palabra, e inseparable de los mecanismos de
producción de todo discurso. Lo que mi cuerpo dice, lo que mi cuerpo
muestra, es según lo que fue dicho de mi cuerpo.
c) El nudo como quiebre energético, como aquello que
impide un libre fluir de la energía personal, un lugar de detención .
Desde aquí podríamos hablar de una «economía» de lo corporal, que
daría cuenta de lo pulsional, lo que impulsa, la vitalidad, el
movimiento o su falta; las fuerzas que aparecen en nuestro trabajo sin
referentes representacionales: “hoy tuve ganas de llorar y no supe por
qué”; “de repente, me quedé sin fuerzas”; “ me tiembla todo”.
Cuando, como terapeuta corporal, me enfrento a los nudos
pienso en estos tres planos y trato de abordarlos integralmente, tal
como el dolor de la vida los muestra.
¿Cómo vivir menos anudados? ¿Qué posibilidades hay de disminuir la
tensión? Esa es, en última instancia, la preocupación central. Y los
participantes de los grupos parecen sugerir tres modos de trabajo.
El primero es el relativo a las emociones. Los nudos
quedan asociados a sentimientos no expresados. Emociones vinculadas con
la agresividad, la bronca, el dolor, el miedo... son las que aparecen
como fuente de la escalada: presión-tensión-nudo, cuando no puedo
expresarlas (porque no las registro, o porque no se debe). El camino
para desatar este nudo pasará por el desbloqueo de estas emociones y su
expresión en un contexto adecuado.
Una segunda búsqueda estará relacionada con la idea de
peso, carga, responsabilidades excesivas. La impotencia de no poder ser
todo lo que se desearía o se debería. Los nudos aparecen como emblemas
o “charreteras” donde puedo mostrar a los demás cierta imagen corporal
vinculada al narcisismo.
Un tercer abordaje se relaciona con la demanda de amor, de
contacto, la necesidad de obtener sostén y contención, que se expresa,
no sólo a través de los nudos distribuidos en la superficie corporal
(membrana de contacto), sino también, por ejemplo, en un dibujo con los
brazos extendidos pero sin manos, mostrando a la vez el pedido y la
dificultad de tocar, de llegar.
El nudo es parte de mi lenguaje de
trabajo y tiene su lugar en la reflexión teórica que lo sustenta.
Nudos, apoyos, elásticos, estar parados, tomar aire: hemos hecho, a
través de los años, una re-semantización de muchas palabras, tratando
de que ellas hablen de esta multiplicidad de conceptos que encontramos
reunidos en el cuerpo. Lo representacional y lo energético. Hablo de
esto cuando hablo de nudo, pero también cuando hablo del cuerpo entero
en nuestro marco de trabajo. Partiendo de los nudos vuelvo al cuerpo
como un campo de conocimientos que se va desarrollando allí donde las
diferentes disciplinas parecen dejar «cabos sueltos”. En nuestra
clínica vamos atando cabos para que, desde un lugar y otro, vaya
surgiendo la trama de una historia corporal, es decir, una historia de
vida.• Mónica Groisman
"Toda asana tiene tres partes: BRAHMA - entrar en la postura, aceptar.
VISHNU - mantener, sostener y disfrutar la postura y SHIVA - salir de la postura,
soltar."
El yoga nos da las llaves para inspirar el significado de lo mundano.
Una de las prácticas más simples es cultivar una pausa - una brecha conciente- entre inhalar y exhalar, entre estar de pie y arrastrar los brazos hacia arriba, entre un pensamiento y el siguiente.
En la pausa sentimos lo que es, y lo que estamos creando.
Te invito a hacer una pausa y preguntar: ¿qué estoy creando en este momento, en este ciclo de la vida?
Y luego preguntar: ¿cómo puedo cultivar un sentimiento de significación e intencionalidad? ¿cómo puedo elevar lo habitual al ritual, crear conciencia, maravilla y asombro?
Descansando en la brecha: la respiración como ritual.
Encuentra un espacio cómodo. Simplemente observa tu respiración durante unos cuantos ciclos. Sólo observa tu respiración, encontrarás que comienza a disminuir la velocidad. Después de unos minutos, observar más específicamente: siente el momento en que tu aliento "gira", cuando la inhalación se convierte en exhalación y la exhalación se convierte en inhalación. ¿cómo se siente? ¿se apresura? ¿es espasmódico o suave? ¿es fácil o estás inquieto?
Invita y permite que todas las sensaciones y pensamientos, como la brecha entre las respiraciones, aumente gradualmente, incluyendo la ansiedad y la agitación, así como la calma y la facilidad.
Recuerda que no hay número mágico o premio por tener mas tiempo.
El regalo es el tiempo que te das a ti mismo para ser, la creciente capacidad de aceptar lo que sea que surja en tu propia mente y el cuerpo, y la capacidad de apreciar cada momento como viene y va.
Esta práctica simple puede ser tan corta como cinco minutos o el tiempo que deseas, practicado en cualquier momento y lugar. Así serás capaz de aceptar incluso las situaciones más difíciles y los pensamientos personales, darles la vuelta con paciencia y compasión.
"El Yoga, que tiene como objetivo preparar la mente y
el cuerpo para el auto-conocimiento, a los ojos de muchos se convirtió
en un tipo de gimnasia, así como "Pilates", lo que puede ser verdad, una
buena opción, como el ejercicio, pero eso es muy poco delante de su
mayor propósito. Sin la conexión con la tradición védica, la práctica de
posturas de yoga o cualquier otra actividad no es un error, pero tal
vez esté siendo infrautilizada, en otras palabras, incompleta. Si
compramos un auto sólo para usar el maletero, no sería un desperdicio?
La Danza, la gastronomía, los ejercicios y la música, todos esos campos
en la tradición fueron diseñados para transformar la vida de una
persona, sacar al individuo de su carrera tratando de alcanzar el primer
lugar en el mundo, y dejar esa persona disponible para ti. La tradición
es la belleza de todas estas actividades, sin ella todo se vuelve más
una opción en el menu."
Jonas Masetti - extracto del artículo qué son los vedas?